Acción terapéutica

La ingesta de AbM está asociada con una mejora significativa de la respuesta —tanto innata como adaptativa— actuando como un eficiente inmunomodulador; posee la capacidad de modular la eficacia general de la función inmune en los animales de estudio (Chan Y. et al.).
La acción inmunomoduladora se basa principalmente en la interacción de los β-glucanos con receptores de células del sistema inmunitario. Estas relaciones desencadenan una serie de mecanismos complejos de señalización cuyas vías concluyen en diversas respuestas celulares.
Los resultados obtenidos a partir de estudios realizados in vivo coinciden en que el efecto antitumoral de los polisacáridos presentes en los hongos se basa en la restauración o aumento de la capacidad de respuesta inmunológica además de potenciar los sistemas de defensa del huésped a través de las células del sistema inmune (Lee YL. et al.).
Yuminamochi y colaboradores mostraron la citotoxicidad ejercida por AbM mediante la activación de células NK. Esta respuesta inmune sería inducida por la interacción entre β-glucanos y receptores dectina-1, interacción que contribuye a la síntesis aumentada de IL-12 y secreción de IFN-γ. Actualmente, contamos con numerosos estudios que determinan la actividad que ejercen ciertos polisacáridos sobre el sistema inmune, a nivel tanto secretor de citoquinas como de proliferación celular del sistema inmune.
El departamento de cirugía gastroenterológica de Oslo estudió el efecto directo de los β-glucanos sobre monocitos derivados de células dendríticas (MDDC) observando un importante aumento de citoquinas proinflamatorias quimiotácticas así como citoquinas Th1 (Forland DT. et al.).
Diversos estudios catalogan los principios activos presentes en AbM como sustancias antiangiogénicas y por lo tanto, se les atribuyen propiedades antimetastásicas (Kimura Y. et al.).
La inoculación del sarcoma 180 en animales de laboratorio ha demostrado ser efectivo para poder realizar un seguimiento in vivo de los efectos antitumorales que le reporta al AbM. Cuando se induce un sarcoma en un animal tratado con extractos de AbM se observa una activación de varias células inmunocompetentes como los macrófagos, neutrófilos, linfocitos T y células NK cuya actividad se refleja en una actividad antitumoral, citotoxicidad, genotoxicidad y efecto antimutagénico en líneas celulares cultivadas con agentes mutagénicos (Pereira M. et al.).
En otra ocasión, el Departamento de Patología de la Facultad de medicina de Botucatu (Brasil) en colaboración con un grupo de investigación alemán determinaron que el efecto antimutagénico ejercido por el AbM sobre líneas celulares con genotoxicidad inducida por ciclofosfamida estaba relacionado justamente con el carácter inmunomodulador de este.
Otro de los mecanismos antitumorales que se le atribuye al AbM es su capacidad para inducir apoptosis en células tumorales. El extracto de AbM induce apoptosis de células tumorales mediante la activación de JNK ROS dependiente a la vez que inhibe el NF-kB activado en células THP-1 leucémicas humanas (Kim MO. et al.).
Sin embargo, la capacidad inmunomoduladora de los hongos hace que actúen como inmunosupresores en el caso de enfermedades autoinmunes. El extracto etanólico de AbM actúa como agente inmunosupresor inhibiendo la proliferación exacerbada inducida por PHA de PBMCs —incluidos linfocitos T— deteniendo la progresión del ciclo celular y contribuyendo a terapias de enfermedades autoinmunes como agente antiinflamatorio (Kuo YC. et al.).
Otro de los mecanismos fundamentales que le aporta la capacidad inmunomoduladora a los hongos es su papel en la activación de la vía alternativa del complemento (Shimizu S. et al.). La activación del complemento —por cualquiera de las dos vías— resulta en la generación de un ancho espectro de las actividades biológicas con el potencial de modificar la respuesta inmune desempeñando un importante papel en la defensa natural del organismo frente a infecciones de distinta naturaleza.